El componente principal del universo son las galaxias, que pueden apreciarse a simple vista como puntos de luz a lo largo y ancho del cielo. Los científicos suelen discriminarlas en diversas categorías y hablan entonces de las galaxias locales (unidas gravitacionalmente a la Vía Láctea, donde se encuentra el Sistema Solar) y las galaxias exteriores. El sistema solar, formado por varios planetas, gira en torno a una estrella común, el Sol, la cual los atrae con una fuerte potencia gravitatoria, consiguiendo así que éstos realicen siempre el mismo camino y que no choquen entre sí.
Resulta interesante comentar también que el planeta Tierra es apenas una parte del Sistema Solar, apenas una de las cientos de miles de millones de galaxias que conforman el universo, y que tiene alrededor de 100 mil millones de estrellas.
En este sistema solar
no sólo existen planetas cerca de la Tierra, sino también satélites,
asteroides, cometas y otros planetas más pequeños (planetas enanos), los cuales
orbitan también en torno al Sol. Además, alrededor de este sistema existen
millones y millones de todo tipo de estrellas (enanas, pulsares, múltiples,
supergigantes y agujeros negros). Ya hablaremos de todo eso más tarde.
Desde el comienzo del
Universo hasta hoy se han producido muchos cambios en él, y se intuye que
posiblemente esto lleve a un final seguro, aunque las posturas al respecto son
diversas y, como es de esperarse, opuestas entre sí. No podemos saber si en un
futuro lejano el Universo va a existir tal cual hoy lo concebimos, porque en
realidad los avances en los conocimientos científicos
respecto a su destino parecen casi nulos comparados con los millones de finales aleatorios que puede
tener este sistema.
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